Un pedacito de historia personal de la que fuera mi primera experiencia como ex-patriada en Argentina, un país que me gustó desde siempre y que me recibiría años después para cumplir mi anhelado sueño de vivir en su vibrante ciudad capital.
Cuando mi esposo recibió una asignación laboral en Buenos Aires en 2002, yo simplemente no lo podía creer!
La idea de vivir en Argentina y establecerme en una ciudad fascinante, explorar su cultura y desarrollar mi nueva vida al lado del hombre a que amaba, sonaba como música celestial. Esa fue mi principal motivación y asumí el reto con optimismo y un gran deseo de conocer y absorber esta experiencia por todos los poros de la piel.
“Siempre soñé con la oportunidad de experimentar la vida en el exterior y aprender a construir mi propio mundo en un ambiente desconocido, plagado de retos y oportunidades”
Elegimos un departamento muy lindo, amplio y luminoso en el sector de La Recoleta, en el último piso de un edificio que estaba frente a un parque rodeado de muchos restaurantes, cafecitos y negocios en los que la vida bullía permanentemente y me llamaba a acercarme, a conocer y degustar los sabores, los ruidos, los olores, el acento y todo ese mundo que se abría al cruzar la puerta de mi nuevo hogar en Buenos Aires.
Y en medio de este nuevo entorno tan maravilloso y lleno de oportunidades para explorar, me sentía feliz y un poco temerosa a la vez, algo así como tener pisado el freno y el acelerador al mismo tiempo.
Me deleitaba la idea de aprender, de salir y convivir en este mundo que se me antojaba fascinante e inexplorado allá afuera, pero también empezaba a ser consciente de las exigencias de asumir por primera vez el rol de ama de casa y todas las responsabilidades que implicaba ese rol en el día a día, especialmente en un lugar en donde no tenía ninguna referencia. Para una mujer soltera y profesional, inexperta en las lides domésticas y acostumbrada a pensar sólo en su trabajo y en mantener un estilo de vida cómodo en Bogotá, resultaba francamente aterrador.
Mi problema no fue vivir en otro país, El cambio más fuerte vino al tener que dejar de trabajar, de ser independiente y de tomar mis propias decisiones y disponer del tiempo..
El reto para mí llegó disfrazado del encanto gaucho porque mi nueva rutina me replegaba al rol de ama de casa que tanto despreciaba y que simplemente, tenía que asumir si o si. Así que armada de mi mejor sonrisa, decidí abrazar mi nueva vida con delantal y todo: hacer las compras, disponer las comidas, aprender etiqueta para atender a los invitados especiales, estar pendiente de la ropa de mi esposo, manejar la empleada que era toda una prima dona y en fin, a estar atenta a todos los detalles para crear nuestro hogar en Argentina.
Debo confesar que fue una labor que tomó un buen tiempo y no menos reflexiones y discusiones con mi marido… porque atender estas labores de ama de casa requería demasiado tiempo, un tiempo precioso que yo reclamaba para sumergirme en el encanto de mi Buenos Aires querido.
Hoy en dia conversando con mi esposo, revivimos experiencias de esos cuatro años llenos de buen vino, lindos parajes, deliciosos asados y la compañía de amigos entrañables que conservamos hasta hoy.mpre hay personas maravillosas y dispuestas a darte la bienvenida, aquellos ángeles que aparecen de repente en el medio de tu peor día y te recuerdan que vale la pena estar allí.
Por eso considero que un aspecto fundamental que hace la vida placentera en otro lugar cuando estás lejos de tu país, son los amigos que haces y la calidad de la conección que establezcas con ellos porque muchas de estas personas llegan a constituirse en tu nueva familia y generan una red de soporte que es vital y te será de mucha utilidad tanto desde el punto de vista emocional como práctico, para vivir feliz y disfrutar tu experiencia de expatriad@.
Selecciona una actividad ó un tema que te apasione, siempre encontrarás personas con un interés común con las cuales podrás compartir y explorar tu nuevo hogar lejos de casa. Quizás te tomará un tiempo identificar aquellas que realmente conecten contigo pero no te desanimes porque en el camino irás desarrollando tu sentido de adaptación, saliendo de tu zona de comfort y aprendiendo lo que la vida de expatriad@ tiene para ofrecerte.
Fui muy afortunada de conocer personas que marcaron la diferencia e hicieron de mi experiencia algo inolvidable. Amigas maravillosas y muy queridas que fueron mis maestras, mis consejeras, mis compañeras de vida, con quienes compartí momentos inolvidables mientras nos unimos a una obra de caridad para otros expatriados menos favorecidos.
A Marthica y a Luz Mary mi gratitud y cariño por siempre, porque con el paso de los años, nuestra amistad y el sentimiento perduran intactos.
Asumir el reto hizo parte de mi caminar y de mi aprendizaje de vida.
… y de Buenos Aires me llevé lo mejor, mi hermosa «Shakira»,
una cachorrita labrador que marcó mi vida y que me acompañaría en otras aventuras de expatriad@ por el mundo.